Entregar al cliente es siempre una tarea intimidante. Algunas veces es un tema de azar, otras veces un tema de “feeling”, lo único cierto es que esa sensación de inseguridad al presentar es algo inevitable. En todas las profesiones compartimos el sentimiento, pero a las industrias creativas nos corresponde una carga difícil de manejar; el gusto del cliente.
En ocasiones nos enfrentamos a milagrosos, quienes comprenden la complejidad y trabajo que requiere la elaboración algo aparentemente simple como una pieza gráfica, en otras nos enfrentamos al temido indeciso. Este caso llega a extremos donde a veces ni logos o marcas importan, lo único que importa es la satisfacción de quien aprueba. Escuchamos frases como: ¡Textos más grandes, trazos más gordos, debe ser impactante! Pensamos: tan grande gordo y feo que llame la atención.
En recientes días, trabajando con una clásica y muy reconocida marca Alemana, rompíamos con tristeza cada uno de los lineamientos de marca que establecieron nuestros pares en Baden-Wurtemberg en su manual. Encabezados más grandes que logos, trazos exagerados, colores prohibidos, una interminable colección de errores reunidos en una sola pieza. Al otro lado, nuestro indeciso, presionando pues todo es para ayer, sin importar marca debe ser a su gusto e inmediato.
Este caso se vive aquí todos los días, vemos indecisos, otros cuadriculados, en ocasiones uno que otro flexible comprensivo. Por nuestra forma de hacer las cosas existimos para complacer y guiar al cliente, pero cuando es imposible guiar simplemente nos dedicamos a complacer. Como cuando sabemos que un niño se alimenta mal y sin importar el daño que su alimento le puede hacer, sigue alimentándose de lo mismo; nos vemos en la posición de entregarle lo que quiere. Terminamos haciendo niños grandes, gordos y feos,
Por eso lanzamos el llamado, déjense guiar, escuchen. Si el creativo insiste, es bueno escuchar y entender sus razones, no olviden que también ha invertido años de su vida para ejercer su profesión. Así evitarán verse, a ojos de personas con gusto diferente al suyo, como grandes gordos y feos.